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Cristina Cardín
Cristina Cardín
Murcia, 1984
Licenciada en Periodismo por la UCM, comienza a trabajar en diversos medios de comunicación: prensa escrita, agencias de noticias y, sobre todo, pequeñas emisoras de radio. Años más tarde, en 2010, decide dar un vuelco a su carrera y estudia el Grado Superior en Realización de Audiovisuales y Espectáculos en el IES Siglo XXI de Leganés, culminando con una beca de prácticas en el departamento de dirección de la serie 'El Secreto de Puente Viejo'. Al finalizar, dirige su primer cortometraje, 'Cultura'.
Intérpretes Iago García
Román Vogdt
Natalia Cooper
Iris González
Luis Moreno
Patricia González
Mario Lizondo Productora Cristina Cardín Distribuidora Cristina Cardín Productor ejecutivo Cristina Cardín Guión Cristina Cardín Director de fotografía Mario Lizondo Sonido Sergio González
Iván Benito Montaje Mario Lizondo Música Roman Vogdt
Natalia Cooper
Cultura
un cortometraje de Cristina Cardín
Cultura
Ficción< >2013< >3 min.< >Español

SINOPSIS

El Partido del Orden no tolera a los traidores de la patria.
País de producción: España Lugar de rodaje: Madrid

CONTACTO

IMÁGENES

ENTREVISTA A CRISTINA CARDÍN

¿Por qué has hecho este cortometraje? ¿Qué querías contar con él? En realidad, yo me planteé este cortometraje bajo la clásica premisa leída en 'Batman': 'Primero Gotham, luego el mundo'. 'Cultura' forma parte de una serie de cortos que pretenden mostrar unas hipotéticas consecuencias futuras de la crisis. La idea original de estas piezas fue de Esteban Álvarez (director de producción de 'Cultura') y ha ido derivando en toda una situación distópica, con su mundo, sus iconos, sus personajes, su clase política. Básicamente queremos abrir los ojos de la gente y advertirles del peligro que supone seguirles el juego a los que imponen un status quo disfrazado de mejora. En una situación tan complicada como la actual, ¿cómo has conseguido financiar la producción de tu corto? La financiación, si la podemos llamar así, fue personal y muy mínima. Este corto y los que vendrán son una apuesta y una inversión, y cuando ello dé sus frutos, quienes nos apoyaron se verán recompensados. Todo el equipo que ha participado y todos los que han colaborado aportando material, lo han hecho porque han confiado en el proyecto, y la confianza es algo que se gana con mucha más dificultad que el dinero. ¿Hay alguna anécdota del corto que quieras destacar? La anécdota con mayúsculas del rodaje fue que nos enfrentamos a una localización sin electricidad. El corto se grabó en un piso en el barrio de Ventas en el que casualmente un mes antes los dueños cancelaron el contrato de la luz. Solventamos este problema gracias a la inestimable ayuda de la señora Esther, una vecina que nos permitió conectarnos a su corriente eléctrica mediante una locura de cables a través del patio de luces. Creemos que ella simpatizaba más con el personaje del dictador que con las víctimas, así que seguramente si hubiera sabido lo que realmente se estaba rodando en esa casa, habría llamado a los Grises. ¿Cómo te tomaste la noticia de que tu corto estuviera seleccionado para participar en esta sección? Es muy gratificante que un cortometraje tan crítico sea seleccionado en un festival, por dos motivos. Uno, porque la media de cortos que te puedes encontrar en este país se basan en otra temática y no pretenden, ni de lejos, criticar. Y dos, porque cuando decides jugártela a lo kamikaze audiovisual, hay un muro casi siempre infranqueable de miedos y de reticencias provenientes de los que tienen el papel de seleccionador. Yo no tengo miedo, y me alegra que el Fescigu tampoco lo tenga. Hay quien piensa que la cultura es un lujo en tiempos de crisis, ¿qué opinas? Los que pronuncian esa frase no se refieren a la cultura, porque probablemente ellos sean los primeros que tengan un Cèzanne carísimo colgado en la recepción de su chalet millonario. Para mí es claro que no se están refiriendo al sector completo, sino solo a las personas que les son incómodas porque utilizan la cultura para promover el pensamiento crítico. Con un documental de Gavras vas a tener un pequeño impulso que te induzca a quejarte de aquello que te parece injusto; con 'A tres metros sobre el cielo', no. Y lo curioso es que el primero es mil veces más barato de producir que el segundo, pero desde fuera intentan convencernos de que somos una pérdida de tiempo y de dinero. No parece muy coherente. Este año el FESCIGU tiene como eje central a Internet. ¿Crees que la Red de Redes es una herramienta útil para la humanidad, o crees que sus peligros son mayores que sus beneficios? Internet es una nueva droga: engancha de la misma manera y para opinar con conocimiento de causa sobre ella tienes que haberla probado. Mi experiencia me dice que el uso de la red no es todo lo beneficioso que nos quieren hacer creer, al igual que el manejo de la tecnología. Un ejemplo pueden ser los niños, que desde mi punto de vista aprenden en el momento en el que leen un libro o ven una película de Pixar, no cuando teclean frenéticamente desde una tablet durante horas. Eso sí, Internet es una herramienta de promoción, como un anuncio permanente aunque después no sirva de nada. Nadie compra más tampones solo por el hecho de que la televisión te martillee con un spot ridículo que lo único que hace es venderte un estilo de vida. En eso, Internet es igual, porque el estilo de vida que te quiere imponer es la esclavitud hacia las nuevas tecnologías, disfrazado siempre de evolución. Nos cuentan que seremos más libres cuanta más tecnología dominemos, pero en realidad es al revés: lo que buscan es crear usuarios y crearles necesidades que les dominen. ¿Crees que desde el cine se puede hacer algo que contribuya a mejorar nuestro mundo? Absolutamente. Para mí, es su finalidad más importante.